Desde que empezó la revelación coránica se veía muy claro el lenguaje dialogante…
Madrid,09 de octubre de 2013,elpais.com,Por: Riay Tatary Bakry
Desde que empezó la revelación coránica se veía muy claro el lenguaje dialogante, referente esencialmente al hombre como el receptor directo del mensaje divino, y como metodología e instrumento que abarca todas las dimensiones y todos los niveles que comprenden la vida humana.
Hay que distinguir entre tres campos de diálogo:
El diálogo religioso propiamente dicho, es decir, lo relacionado con el credo, las creencias …
El diálogo con el propósito del mutuo conocimiento.
El diálogo en el campo de la cooperación, en todo aquello, que afecta a los valores comunes, como las cuestiones que incumben a todos los hombres, tal como defender el medio ambiente, la lucha en contra de la opresión, o defender los Derechos Humanos y las acciones humanitarias.
Necesidad del diálogo religioso:
Desde la perspectiva islámica, cumplir con un deber divino que fue pedido a todos los hombres, es una petición a todos los adeptos de las distintas religiones sin distinción alguna, y se contempla como cooperación en el bien y la devoción en contra del mal y la agresión.
Esta forma representa verdaderamente el cumplir con el derecho de la ciudadanía, que se manifiesta en la participación y colaboración, todos juntos al mismo nivel, deberes y derechos que comparten los miembros del mismo país. Y otra necesidad emergente en nuestro tiempo, la de cuidar todos las raíces de la fe común como siervos de Dios.
Objetivos del diálogo religioso:
El primer objetivo, sin duda alguna, es proteger las relaciones de bondad entre los distintos colectivos y creencias que forman la sociedad y que comparten los religiosos en la forma de convivencia.
Desarrollar los puntos de encuentro entre los creyentes –no importa la forma- de modo que cuando se avive la fe viva y sincera en el Altísimo, disminuyan los conflictos y se reduzcan poco a poco hasta que dejen prácticamente de influir negativamente en las relaciones entre los que forman una sola comunidad.
Puntos de partida para el diálogo religioso:
Liberar a todos los adeptos de las religiones del fanatismo y la ignorancia religiosa que daña a los propios fieles de cada confesión, y edificar las bases de amor y cooperación sobre las reglas de la justicia y la equidad.
El diálogo debe comprender todos los niveles desde el más alto al más simple, abarcando todos los niveles sociales e intelectuales, tanto a nivel interno de cada religión como externo con las demás religiones.
Posturas hacia el diálogo interreligioso:
Ante el diálogo interreligioso, especialmente con el cristianismo, se han generado en el mundo islámico tres tendencias bien definidas; aunque todos los musulmanes reconocen el carácter dialogante del texto coránico y en particular con los “Adeptos del Libro”, es decir los judíos y los cristianos; sin embargo existen estas posturas diferenciadas a la hora de practicar el diálogo.
– La primera tendencia, la fundamental y que reúne al grupo mayoritario de musulmanes, construye su posición a favor del diálogo partiendo del discurso coránico y la actitud del Profeta del Islam con respecto a los cristianos y judíos en particular, y el reconocimiento claro en los textos islámicos considerando el origen de las dos confesiones, y especialmente la vinculación directa de todos al único padre Abraham, ya que Jesús y Moisés, hijos de Isaac, y Muhámmad, hijo de Ismael, son todos hijos de Abraham.
– La segunda tendencia representa el segundo grupo de musulmanes que no están muy animados pero que no obstaculizan –en principio- el diálogo entre las dos religiones; pero da condiciones, en el campo terrenal solamente, evitando discutir problemas de carácter profundamente religioso, como el concepto de la Comunidad (Umma) y la Iglesia… entre otros.
Ellos ven que discutir sobre estos conceptos es una pérdida de tiempo ya que no va a conducir a nada, y prefieren dirigirse a otros campos de diálogo que unen a toda la raza humana, como son el mutuo conocimiento y la cooperación, para proteger al ser humano y a la tierra a la vez, porque es la herencia que dejan los padres a los hijos y demás generaciones.
Cuestiones como la defensa de los Derechos Humanos, proteger el ecosistema, los valores ético-morales comunes basados en la justicia, la fraternidad y la solidaridad, nos llevarán, sin duda alguna, a la convivencia, seguridad, paz y libertad que anhela la humanidad entera… considerando la guerra como restos del pasado; debemos abandonarla como ya habíamos abandonado la esclavitud.
– La tercera tendencia representa al menor porcentaje de los musulmanes: ven en los foros de diálogo, posturas totalmente políticas que se utilizan para perturbar las creencias de los propios musulmanes, especialmente cuando son usados por las misiones cristianas a la hora de cristianizar a los musulmanes en varios países y que han existido desde principios del siglo XX como avanzadilla para el colonialismo occidental.