"Los musulmanes también somos víctimas del 11-M"

Entrevista con el Presidente de UCIDEX, Adel Najjar

El imam de la mezquita de Badajoz Adel Najjar habla de su estancia en Extremadura

 Badajoz,23/03/2014,El periodico Extremadura, G. MORAL

Viernes, 28 de junio del 1985. Ese día Adel se despidió de su familia y de su tierra, aunque no imaginaba que solo volvería de visita. Dejó Gaza con apenas 20 años para estudiar Medicina en España y tras dos en Madrid, se decantó por Badajoz para formarse. «Era una ciudad pequeña y tranquila para dedicarse a estudiar». Entre clase y clase, Adel comenzó a levantar con otros universitarios de Oriente Medio la comunidad musulmana en la capital pacense, labor a la que se dedicó intensamente y que le llevó a aparcar los estudios. «Esa espinita la tengo clavada todavía», dice casi 29 años después de aquel viernes.

En los primeros años dirigía la oración de los musulmanes en habitaciones y pisos, ahora lo hace en la Mezquita de Badajoz, de la que es imán además de presidente de la Unión de Comunidades Islámicas de Extremadura. «Mi labor consiste en dirigir la oración y presentar a los extremeños la moral del islam. Para nosotros es muy importante formar parte de esta sociedad». Aparte de él y su mujer, también Palestina, en Extremadura residen más de 17.000 musulmanes. «No podemos sacar nuestra tierra del corazón, pero mi pensamiento ahora es seguir aquí», dice. Lleva más de cuatro años sin poder viajar a Gaza por el bloqueo israelí y entre sus retos está levantar el primer cementerio musulmán extremeño.

–¿Imaginaba que iba a quedarse a vivir en Badajoz?

–Mi intención al venir era volver a Palestina, pero las cosas han ido de otra manera. Me siento feliz de haber cambiado la medicina para representar a los musulmanes aquí, aunque reconozco que me habría gustado terminar la carrera.

–¿En qué ha cambiado la situación de Palestina desde que emigró?

–Palestina es una tierra ocupada y agredida. Hace un siglo que su población vive una situación difícil, necesita el apoyo de la comunidad internacional, pero el adversario tiene el dominio de gran parte de ella y nos impide la libertad. Actualmente las fronteras están cerradas, la gente no puede salir ni entrar. No sé si la situación es peor que antes, pero ahora es muy complicada. Es difícil hablar de cambios en mi tierra, lo que necesitamos es la libertad pero lamentablemente Naciones Unidas nunca ha sido justa con nosotros.

–Sí hay ciudadanos que apoyan la causa palestina y ayudan incluso como escudos humanos.

–El fundamento del conflicto es que hay un pueblo ocupado y un ejército que ocupa, y eso se soluciona de forma muy sencilla. No queremos ver huellas de sangre ni a un lado ni a otro, solo queremos tener el derecho de la libertad. Y claro que hay apoyos, al pueblo español lo considero pro palestino, aquí me he encontrado gente que comprende la causa y la apoya; incluso creo que la comunidad europea en general está a favor del derecho palestino, e incluso me atrevería a decir que la comunidad internacional también, pero hay una gran potencia, que es Estados Unidos, que defiende lo que está pasando y protege a Israel.

–¿Cómo acogen los extremeños el islam?

–Bastante bien. Cuando llegué conviví con estudiantes en varios pisos y todavía tengo amistad con gente de aquella época. El respeto es la mejor forma para que te respeten y lo único que puedo hablar de Extremadura es que es un pueblo sociable, agradable, acogedor y respetuoso.

–¿Le chocó el cambio cultural?

–Venía preparado para ello. Una de las cosas de las que me siento orgulloso como imán de la mezquita es que durante muchos años he sabido entender la mentalidad de los extremeños y siempre he trabajado con esa base: conocer a los demás y respetarlos, saber lo que piensan.

–¿Se encontró lo mismo?

–Quizás los musulmanes no hemos sabido vender nuestra mercancía bien. Tenemos que dar el mejor ejemplo del islam, pero los medios de comunicación no nos han retratado bien y no me refiero a los de Extremadura. Hablan de oídas del mundo árabe y algunos aprovechan el radicalismo para arremeter. Sin embargo, nosotros vivimos el aniversario del 11-M con dolor y tristeza, como no puede ser de otra manera, ese atentado nos ha hecho mucho daños también. Los musulmanes hemos sido las segundas víctimas porque el islam no acepta esas barbaridades las cometa un musulmán o un cristiano.

–¿Qué retos tiene el mundo árabe?

-Conseguir libertad y justicia social y política. Recientemente hemos vivido una revolución árabe, pero lamentablemente lo que está pasando en Siria, Egipto, Libia,… no es estabilidad ni tranquilidad. Nosotros somos un pueblo único, con el mismo idioma y religión, pero tenemos barreras como no pasa aquí por ejemplo entre España y Portugal.

–¿Cómo vive la mujer árabe?

–Este tema creo que el mundo occidental no lo ha entendido bien. Relaciona el derecho de la mujer con su vestimenta y ahí se equivoca. El mundo árabe necesita una mujer preparada, con cultura, con estudios y ellas mismas deben buscar sus derechos porque el islam los garantiza independientemente de la vestimenta, no entiendo ese debate. Tenemos profesoras, ingenieras,… A veces se confunde porque la cuestión no está en la mujer, sino en los problemas sociales, no en la cultura. Relacionar la discriminación de la mujer con el islam es una injusticia. El islam garantiza el divorcio y niega la libertad en la vestimenta o las relaciones fuera del matrimonio porque somos una cultura conservadora, pero eso no puede confundir a la gente.

–¿Se ha perdido aquí el respeto que hay en Oriente a la familia?

–La sociedad musulmana protege más los valores familiares y es de las cosas positivas que más orgullosos nos sentimos. Aquí creo que eso se ha perdido un poco.

–¿Qué echa de menos

–La familia y la tierra, por mucho que pase el tiempo los palestinos nunca olvidamos nuestro origen. Tengo una hija de cuatro años que nació en Badajoz, pero queremos enseñarla cultura musulmana. Cada día nos sorprende con sus palabras nuevas en árabe

–¿Y qué le falta?

–Conseguir un cementerio musulmán en Extremadura. Llevamos 14 años reclamándolo. Una de las cosas que más me duele es tener que enterrar a nuestros extremeños fuera; el otro día llevamos a un vecino de Almendral a un cementerio musulmán cerca de Madrid. Las administraciones deberían tener más sensibilidad en este asunto, abogan por la convivencia, pero cuando nos morimos nos mandan fuera de esta tierra. Seguiremos reclamándolo.