Justa petición, puesto que «debe garantizarse siempre la igualdad entre todas las comunidades»,
Valencia/Rabat,19.02.2014,P.V./EFE, islamedia
Los expertos ven complicado que puedan justificar su procedencia tras su expansión por el Magreb
Las comparaciones son siempre odiosas, pero el presidente de la Asociación Memoria de los Andalusíes como en Marruecos se denominó a los descendientes de los moriscos, Bayib Loubaris, reclama al Gobierno español el mismo trato que a los sefardíes judíos, que podrán obtener la nacionalidad española si demuestran su origen ibérico. «El Estado español, al igual que ha anunciado el derecho de los sefardíes a gozar de la nacionalidad española debería reconocer el mismo derecho para el resto de expulsados, los moriscos; de lo contrario, su decisión sería selectiva, por no decir racista», declaró Loubaris.
Lo mismo piensa el presidente de la Unión de Comunidades Islámicas de la Comunitat Valenciana, Ihab Fahmy, quien considera «justa» la petición, puesto que «debe garantizarse siempre la igualdad entre todas las comunidades», declaró a este periódico.
En el año 1609 cerca de 135.000 moriscos fueron expulsados del Reino de Valencia. La mayoría de ellos embarcaron rumbo a la ciudad de Orán, en Argelia, donde echaron raíces. Actualmente, el rastro de los moriscos expulsados es palpable, además de en Argelia, en Marruecos y Túnez, con signos tan evidentes como los apellidos que las familias moriscas arrastran desde el siglo XVII.
Sin embargo, para el catedrático de Historia Moderna de la Universitat de València, Rafael Benítez, el proceso de nacionalización de los moriscos podría implicar mayores dificultades que el de los sefardíes. «Puede que les cueste más demostrar y justificar su procedencia, porque tras su expulsión los moriscos se disolvieron entre las sociedades que les acogieron, lo hicieron mucho más que los sefardíes, que tienen un carácter más endogámico y por eso es más fácil seguir la pista».
En cambio, para gran parte de la comunidad morisca actualmente se contabilizan seiscientas familias en la zona del Magreb con apellidos moriscos solicita las mismas oportunidades que los judíos. De hecho, el sentimiento de pertenencia a Al-Andalus no ha dejado de existir, tal como relata Ihab Fahmy. «Tengo amigos en Marruecos que aún guardan las llaves de los antiguos hogares en España de sus antepasados».