El presidente de la Unión de las Comunidades Islámicas de la Comunidad Valenciana, Ihab Fahmy, asistió el pasado sábado 14 al acto de condena del gobierno de Valencia en el Palau de la Generalitat.
Valencia a 22/11/2015,islamedia
El presidente de la Unión de las Comunidades Islámicas de la Comunidad Valenciana, Ihab Fahmy, asistió el pasado sábado 14 al acto de condena del gobierno de Valencia en el Palau de la Generalitat.
A causa de los diversos atentados ocurridos en Paris, todos los representantes del gobierno valenciano se reunieron de forma extraordinaria en el Palau para expresar el apoyo de todos los valencianos al pueblo francés. Al querer contar con la presencia de D. Ihab Fahmy, el gobierno demostró su apoyo a la comunidad musulmana, no relacionándola pues con los terribles sucesos que, por descontado, no tienen valor religioso.
En el acto, de corta duración pero tenso y solemne -pues el malestar general era visible-, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, quiso poner en conocimiento de los ciudadanos en su discurso que “el Estado Islámico no es Islam”.
Fahmy, presente para reafirmar el rechazo absoluto de la comunidad musulmana hacia estos actos atroces, intercambió unas palabras tanto con el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, como con la vicepresidenta del Consell, Mònica Oltra, con el delegado de gobierno de la Comunitat, Juan Carles Moragues, y el alcalde de Valencia, Joan Ribó; así como trasmitió el pésame al Cónsul francés Pablo Brosseta Dupré, quien no dudó de la sinceridad de sus palabras y declaró ser consciente, en nombre suyo y del pueblo francés, de la disociación de los hechos ocurridos con la religión islámica.
Ambas partes desean trabajar codo con codo para demostrar el repudio de todos los valencianos y valencianas hacia estos actos terroristas, ofreciendo su apoyo y recursos ante cualquier proyecto que se decida emprender.
El acto finalizó en la Plaza de la Virgen de Valencia, en una concentración multitudinaria convocada por la Generalitat en la que los valencianos demostraron su duelo abarrotando la plaza con su presencia, juntando las banderas de la Senyera con la francesa, y, generalmente, respetando los tres minutos de silencio en el que se fundió el lugar.